jueves, 29 de octubre de 2009

No queremos ser mejor que nadie



Ya hace cinco años que tristemente desapareció “Mercromina”, una banda que siempre mantendremos en el recuerdo. Ahora, Joaquín Pascual tras sus últimas aventuras (fallidas o no) en “Travolta” y “Tortel” vuelve al ruedo, esta vez en solitario, con el ritmo de los acontecimientos...

Nuestro querido e inquieto amigo nos ofrece un disco sin apenas arreglos, con un sonido deliciosamente artesanal, tal y como si lo hubiese sacado humeante de los fogones de la cocina de su pueblo, mientras la lavadora del vecino centrifuga y su perro no para de ladrar... suena cutre, pero muy magnético a la vez.
Olvidándose de las crípticas y enrevesadas letras del pasado, sus reflexivos e intimistas versos aparecen disfrazados con un lenguaje aparentemente sencillo. Don Joaquin (que por si no lo sabéis es profesor de música en un colegio) consigue que sus composiciones resulten mucho más directas y reales que en sus últimos discos. Resolviendo todas las canciones de manera asombrosamente fácil. Creo que la filosofía del “hazlo tu mismo” le sienta realmente bien.
Al final se trata de transmitir, y en eso el artista se muestra más lúcido y despierto que nunca, definitivamente sus canciones funcionan:
"Todos nos miramos a los ojos, para ver como somos, y lo que tenemos dentro...aunque no sirve de nada"

El disco empieza con "Todos los días tengo un accidente”, toda una declaración de intenciones, un ejercicio de autoconocimiento con sus subidas y bajadas emocionales para posteriormente adentrarse en el costumbrismo del susurro de la preciosa "una pena de camisa" o “viejo cascarrabias” .En total 19 canciones, quizá un excesivo metraje que reserva muchas bellas sorpresas…"bastante tengo con cuidarme yo...a mi manera"
Hoy le he pedido a Don Joaquín, que por favor siga haciendo canciones...