miércoles, 6 de octubre de 2010

Expedición Endurance. Primavera Club 2010 (I. La idea.)

Cuando se cerró el cartel del Primavera Club se me seco la garganta y me quedé lívido. Tanta espera, tanto retraso y aplazamiento... Tanto tiempo dedicado a escuchar, a aprender, a conocer y reconocer... Tantas expectativas, confianza, esperanzas, conversaciones... Existen muchas razones para comprar el abono de un festival con un año de antelación. Amistad, diversión, ventajas promocionales, situación, ambiente, experiencias empíricas, datos contrastados, estadísticas... Pero una queda por encima de todas ellas. Es la confianza absoluta, fe ciega y certeza que el criterio, a la hora de programar grupos, de la organización va a ser coincidente con el tuyo.

Es entonces cuando revisas un cartel de mas de cuarenta grupos y te das cuenta que no conoces a mas del veinte por ciento de ellos. Bajas la cabeza, piensas detenidamente en ello, un par de chistes con tus amigos, cruzas brazos y piernas, te cierras. 'Este año no voy'. Luego reflexionas, 'Bueno, a Sophia seguro que me paso'. Eres consciente que mientes, un festival no son solo los grupos. Es compartir momentos con tus amigos, quejarte del precio de la cerveza, sentirte normal, comer morcilla recalentada, beber 'cuantró', tirar plátanos, conocer personajes de los 'Fruitis', visitar lugares exóticos, hacer ejercicio a altas horas de la madrugada...

Si eres capaz de buscar grupos en países europeos por los que nadie se interesa, deberías tener las ganas y el tiempo para bucear dentro del cartel en busca de los suficientes conciertos como para llenar cuatro días. Al fin y al cabo confías en el criterio de la organización y no debe ser fácil contratar a grupos diciéndoles que van a tocar en un salón de bodas o en un club de baile...

Una autentica expedición hacia los polos. Es peligrosa. Necesitas una motivación. No buscas fama. Tampoco dinero. Tan solo el reconocimiento del trabajo bien hecho y las pruebas suficientes para que la gente sepa que has bajado a los infiernos y has vuelto para contarlo. Que mejor manera que regalar un diario sonoro de tus experiencias a tus amigos y personas con las mismas inquietudes, iguales, aprendices y maestros. Un 'dijipak' autoeditado y artesano en una exclusiva y limitadísima edición totalmente pirata. Veintiun capítulos donde se describen reencuentros con viejos conocidos, peleas con indígenas, extraños habitantes de lejanas tierras, periplos por ultramar, inmersiones a alta profundidad buscando maquetas gigantes, luchas con discográficas primitivas y muchas, pero muchas, tierras pantanosas y arenas movedizas.

Solo espero que dentro de unos días, los pocos que tengan en sus manos el trabajo de estás semanas al escucharlo no puedan reprimir una sonrisa al pensar como una persona en apariencia tan débil sobrevivió a una empresa tan ambiciosa y peligrosa.

Continuará...