viernes, 15 de octubre de 2010

El canon de los cómics: Tierra-X de Ross y Leon

Tierra-X es un ejercicio de lo que se denomina distopías, o más comúnmente universos alternativos. Se toman los elementos y aspectos clave de un mundo conocido y se alteran para producir en el lector el efecto sorpresa de ver a sus héroes convertidos en villanos, a los poderosos en débiles, a los vivos en muertos, a las democracias en dictaduras… Cuando se hace bien este ejercicio nos puede enseñar cuáles han sido los acontecimientos, las bases y razones sobre las que se funda nuestra realidad y cuán frágil puede ser el equilibrio sobre el que nos movemos.



Como todo juego depende de la complicidad del destinatario y muchas veces de su conocimiento previo sobre el mundo de partida. El género de los superhéroes al basarse en la famosa continuidad, es decir, intentar que todas las historias de una misma editorial (DC/Marvel) tuvieran la máxima coherencia entre ellas para crear un universo reconocible y creíble, era un campo abonado para estos What if´s.

Fueron los autores Gardner Fox y Carmine Infantino los que dieron carta de naturaleza al concepto en la clásica historia “el Flash de los dos mundos”, pero luego han surgido multitud de historias en su estilo. Una de las que tuvo mayor repercusión fue “Kingdom Come” de DC, serie que mezclaba un argumento distópico situado en un mundo alternativo (Tierra 22), con las dibujos hiperrealistas de Alex Ross, estrella del fandom gracias a “Marvels”.



Ross que ya había sido el promotor de “KC”, aunque luego el guión lo firmaría Mark Waid, hizo su propia propuesta para el universo Marvel. Así surgió Tierrra-X, donde tanto la idea original como el diseño de personajes corre a cargo de Ross ayudado por Krueger al guión definitivo, mientras que el dibujo es de un prometedor (entonces) John Paul Leon.

La serie supone una lectura muy agradable, con multitud de guiños a la historia de Marvel y que propone una explicación integral y omnicomprensiva del origen de los superhéroes (y los supervillanos). En su debe, quizá un cierta tendencia al exceso de explicaciones, con epílogos en forma de texto que tratan de contar el destino de personajes que no aparecen en la historia per se, un poco al estilo de Watchmen, para entendernos.
El aspecto gráfico es apabullante no sólo en los diseños de los personajes de Ross dónde demuestra su maestría para el dibujo clásico y la reinterpretación de personajes, sino también por el trabajo de Leon, que transmite en todo momento la fuerza de la historia con un dibujo simple en su acabado pero con un talento impresionante en sus bocetos y composiciones. Es muy difícil manejar una cantidad tan enorme de personajes y clavar la esencia de cada uno con una perspectiva diferente y moderna. Además, la narración no se resiente en demasía ni del carácter literario del guión ni de la tendencia a la ilustración de un dibujante tan dotado.

Una obra muy apreciable que tuvo continuación en dos series denominadas Universo-X y Paraíso-X, pero eso es otra reseña.