Y es que este cómic es casi alienígena, como muy acertadamente expresaba Santiago García: no tiene diálogos y la historia se reduce a tres tipos que viajan en un tren y llegan a su destino, y aun así te engancha, no puedes dejar de pasar páginas y contemplar sus viñetas llenas de movimiento con constantes cambios de plano, con personajes raros que nos devuelven la mirada, con paisajes extraños pero a la vez reconocibles...
Lo mejor es el absoluto dominio de la composición y de la puesta en escena de Yokoyama. No se lo pierdan.

Y cómo suele ser habitual El tio berni ha escrito la mejor reseña