martes, 1 de junio de 2010

A vueltas con Hoosiers

Hace poco hablábamos aquí de Hoosiers, y ahora con ocasión de la muerte de Dennis Hopper, Vicente Salaner, el gran comentarista del baloncesto de El Mundo, ha escrito un artículo sobre la misma. Sólo señalar que no hace falta ser de la generación que vivió Easy Rider como un icono para apreciar la película...

Del Dennis de cine a Dusko y Ettore

Se nos ha ido, a los miembros de cierta generación, todo un símbolo y un mito: el Dennis Hopeer de Easy Rider. Pero para los miembros de esa misma generación dentro del mundo del baloncesto, quien también se nos ha ido ha sido otro Dennis Hopper, el de una películita de bajo presupuesto titulada Hoosiers. Para nosotros es al menos simbólica y mítica: sin duda la mejor película de baloncesto de todos los tiempos, y una de las que mejor han interpretado el sentido del deporte, de todos los deportes.(Por cierto, que el establishment hollywoodiense sólo nominó una vez a Hopper para un Oscar al mejor actor: por Hoosiers).



Un guionista de Hollywood, Angelo Pizzo, y un director, David Anspaugh (más conocido por sus trabajos en televisión, como Hill Street Blues o Miami Vice.) mamaron baloncesto en su Indiana natal en los años 50 y 60 y se graduaron por Indiana University antes aun de que llegase a ella el inimitable Bobby Knight. Ambos deseaban narrar una parábola de ese amor por el baloncesto como escuela de vida -de superación, de cooperación y de estética- que existe en lugares como Indiana, Harlem,Badalona, Belgrado...o el Instituto Ramiro de Maeztu de Madrid. Y se inspiraron en la historia real de un pequeño equipo rural, con jugadores blancos de pocas facultades atléticas, la Milan High School, que en 1954 ganó el campeonato estatal escolar ante un equipo, compuesto por atletas negros, de una enorme escuela urbana, que en la versión filmada recuerda tanto a la Crispus Attucks High School de Indianapolis, con el gran Oscar Robertson (derrotada en cuartos de final)como a la Muncie Central que cayó por 32-30 en el último segundo de la final.

Lo que nos enseñó Hoosiers es el camino a la redención de un entrenador tan fanático de la disciplina que había sido expulsado de su universidad por golpear a uno de sus propios jugadores: toda una premonición, en 1986, de la suerte que Knight correría en 2000...El coach (Gene Hackman), en su última oportunidad por salvar su oficio, aprende a convencer a sus jugadores en vez de aterrorizarles, a escucharles hasta en la jugada decisiva, a oír y recuperar al borracho del pueblo -un sensacional Hopper-, que es un ex jugador, profundo conecedor del baloncesto.

Viendo ayer otro Caja laboral-Real Madrid más, pensaba uno que a Dusko Ivanovic y a Ettore Messina no les vendría mal volver a ver Hosoiers. (Porque seguro que ya la han visto, ¿no?).No, ellos no golpean a nadie, pero el estilo dictatorial de Ivanovic desgasta y harta a un jugador tras otro, y Messina nos ha sorprendido esta temporada con unas formas desabridas, a la vez que reconocía haber errado presionando demasiado a sus jugadores. Y ahí tenemos a un Jaric o un Tomic, uno sin confianza y otro sin concentración, que hace tres meses impresionaban...
Pero aún puede Messina salvar los muebles.