martes, 18 de enero de 2011

Cómics para creer (y leer). Los mejores de fuera (y II)

Como tener un blog implica un cierto componente de narcisismo, os dejo con una selección de los mejores cómics que han aparecido en estos últimos años pero que todavía no se han publicado en España:

“The Death Ray”, de Daniel Clowes.
La considerada por la crítica más exigente como la mejor obra de Clowes y uno de los hitos de la pasada década, permanece incomprensiblemente sin editar en español. Quizá el reciente anuncio de su reedición USA en formato “Graphic Novel” sea el detonante de su aparición en español.
Clowes construye un Spiderman posmoderno y sin heroísmo, con sus típicos personajes inadaptados en un brillante ejercicio narrativo y de composición de las páginas, lleno de flashbacks, elipsis, juegos de color, y grandes diálogos. No siempre un gran poder conlleva una gran responsabilidad, a veces crea un psicópata.




“Walt and Skeezix” (Gasoline Alley), de Frank King.
Clásico entre los clásicos, ha ejercido una influencia brutal en la historia del cómic desde Hergé a Chris Ware. King nos narra en tiempo real la vida de Walt y sus amigos, la aparición en su vida de un bebé abandonado y las peripecias de una vida normal: cuidar al niño, buscar novia, etc. Esta fue la primera serie en la que los personajes crecían al mismo ritmo que los lectores. A destacar las magníficas sundays que son obras de arte en sí mismas. Para muestra un botón.
Además se trata de una gran edición con mucho material adicional y magníficos artículos. Deliciosa.



American Flagg¡, de Howard Chaykin. Chaykin fue una estrella absoluta a finales de los 70 y primeros 80, y su mejor obra es este American Flagg¡. Miller y Moore han reconocido que la obra de Chaykin fue un descubrimiento que les abrió nuevos caminos para sus propios trabajos. Fábula futurista de aventuras en la que Chaykin combina temas hasta entonces no presentes en los comic books como la violencia, el sexo o una crítica destructiva de la situación social, todo ello al servicio de unos personajes heterodoxos y muy atractivos. El aspecto formal no le va a la zaga, ya que nuestro hombre posee un estilo visual muy potente, aderezado con la utilización de recursos obtenidos de los medios de comunicación tradicionales (las famosas teles de Miller ya aparecen aquí), o de las onomatopeyas. En el debe, una cierta confusión narrativa de la que no ha conseguido mejorar en ninguna de sus obras posteriores.



Prison Pitt, de Johnny Ryan. Una gamberrada en toda regla del autor más gamberro. Con evidentes deficiencias técnicas en el dibujo, Ryan sin embargo narra con soltura una historia de violencia demencial casi sin diálogos, pero que engancha y logra que simpatices con el monstruo protagonista.



Es verdad que no se trata de una obra maestra de los cómics como en los otros casos, pero es muy disfrutable.

Eso es todo amigos.

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