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miércoles, 24 de noviembre de 2010

La Conexión Peabody

A finales de los 30, Billy Wilder y Charles Brackett eran los guionistas mejor pagados de Hollywood. Acababan de tener un gran éxito con “Ninotchka” de Ernst Lubitsch cuando en 1939 escriben el guión de “Medianoche” (Midnight) dirigida por Mitchell Leisen.



La película es un ejemplo perfecto de screwball comedy, sofisticada y elegante, donde se alcanzan unas cotas de perfección a la altura de los hitos del género.

El reparto es muy bueno: Claudette Colbert, en un papel hecho a su medida, da vida a aventurera que llega a París dispuesta a ascender socialmente por medio del matrimonio. Su personaje se llama Eve Peabody, nombre que Cameron Crowe en su libro de entrevistas a Billy Wilder califica como de detalle genial.
Don Ameche encarna a un taxista de buen corazón que ayuda a la Colbert y que se enamora perdidamente de ella. John Barrymore es un noble parisino casado con una mujer más joven (Mary Astor) que le engaña con un galán de la época y que intenta por todos los medios recuperarla. Para ello, no se le ocurre una idea mejor que contratar a la señorita Colbert para que seduzca al amante de su mujer y así se olvide de ella.

Este planteamiento tan políticamente incorrecto y rompedor para su época, es sin embargo aceptado por el espectador gracias al gran desarrollo del guión que en las tres secuencias iniciales marcan el tono de la película. El gran acierto a mi entender de Wilder y Brackett es situar la acción en París y en el mundo de la alta sociedad. Comportamientos que en personas normales escandalizarían al espectador se consideran posibles en ese mundo de lujo, sofisticación y decadencia de la vieja Europa. Además, la genial interpretación de Barrymore nos convence de la “realidad” de la situación. Viendo su actuación pienso qué he estado haciendo todos estos años sin tenerle en el panteón de los grandes.



La película tiene muchas anécdotas adyacentes, por ejemplo, el director Mitchell Leisen hoy casi olvidado, era uno de los grandes en esa época, y deberíamos recordarlo aunque sólo fuera porque fue el culpable de que Billy Wilder se pusiera definitivamente a dirigir, harto de que machacara sus guiones.
Para completar os dejo un enlace con un análisis genial de la película en el blog de Ethan.

Como estaba con ánimo de un mini ciclo de comedia, a los pocos días volví a ver “La fiera de mi niña” (1938) de Howard Hawks, considerada esta sí, no sólo como la mejor screwball, sino también una de las mejores comedias y una de las mejores películas de la historia. Casi nada.

Poco hay que añadir que no se haya dicho ya de esta obra maestra que sigue tan fresca como cuando se estrenó, por cierto con un importante fracaso. Si acaso, unas cuantas curiosidades:
1.-En primer lugar, destacar a los secundarios de la película que están excepcionales. Con ellos me ocurre lo típico: su cara me suena pero no logro identificarlos, así que investigando encontré esto:
May Robson, que encarna a la señora Random, la tía rica de Susan Vance (K Hepburn) También participó en “Dama por un día” (1933) de Capra y “Ha nacido una estrella” de W. Wellman (1939).
Walter Cattlett, que interpreta al Sheriff Slocum, participó poco después en la versión con actores de carne y hueso de la obra maestra de Al Capp “Li´l Abner”(1.940) película que desconocía hasta hoy mismo. Y antes de ésta actuó en “El Secreto de Vivir” (1936) de Frank Capra, gran, gran película.
Barry Fitzgerald, el jardinero de Ms. Random era un excelso actor secundario, habitual de la trouppe de John Ford y que ya había trabajado con él en “Hombres del Mar” o “¡Qué verde era mi valle!”, pero que entró en la leyenda por interpretar a Michaeleen Oge Flynn en “El Hombre Tranquilo”(1952). Por cierto, no me resisto a comentar una anécdota sobre la película; Cuando estaba terminando de montarla Ford envía este telegrama a un amigo suyo:“El hombre tranquilo va mejor cada día. Cabe la remota posibilidad de que incluso guste a los irlandeses”.






2.-La canción que Hepburn–Grant cantan para atraer al leopardo Baby “Todo te lo puedo dar menos el amor baby” está traducida al revés del original en inglés “I can’t give you anything, but love baby”.



3.-Hepburn, que a raíz de películas como esta y alguna más era considerada veneno para la taquilla, fue obligada a comprar parte de los derechos de la misma para compensar el fracaso, lo que le supuso grandes ingresos a medida que la cinta fue ganando en estima crítica.
4.-Cary Grant no se veía en el papel de un intelectual y fue Hawks el que le dijo que imitara el look de Harold Lloyd, estableciendo una conexión visual con el slapstick del cine mudo que se añade a las diversas caídas, desgarrones, tropezones, persecuciones y equívocos varios.
5.-En 1972, Peter Bogdanovitch filmó el mejor homenaje al espíritu de las comedias clásicas de Hollywood y el slapstick en “¿Qué me pasa doctor?”. Buenísima también.



6.-Para finalizar, ¿Cómo se llama el abogado de la tía rica de Katherine Hepburn al que los protagonistas persiguen durante toda la película? Exacto. Mr. Peabody.

miércoles, 26 de mayo de 2010

El canon de los comics: Comanche

El western es el género norteamericano por excelencia. La construcción del país y su cultura se asientan en la conquista del oeste elevada a la categoría de mito fundacional.
En su imaginario aparecen temas clásicos cómo la libertad de los pioneros frente a la llegada de la civilización con sus leyes y limitaciones, el conflicto y las relaciones con las tribus indias, la construcción del ferrocarril como signo del avance inexorable del desarrollo, la ley del más fuerte ejemplificada en los pistoleros y sus duelos,.

En el mundo del cómic la paradoja es que las grandes obras del western son europeas:Desde el “Blueberry” de Charlier-Giraud, al “Jerry Spring” de Jijé, pasando por el “Ken Parker” de Berardi-Milazzo, “Manos Kelly” y “McCoy” de Hernández Palacios, “Durango” de Swolfs, “Mississipi Jim” de Giraud-Charlier, “Buddy Longway” de Derib, Tex, etc la lista es interminable. Como curiosidad, siempre me ha resultado alucinante la famosa anécdota de cómo Meziéres (el dibujante de Valerian) fascinado por ese mundo se fue a Estados Unidos para trabajar como cowboy durante un par de años.



Sin duda uno de los grandes westerns tebeísticos es “Comanche” de Greg y Hermann (aunque ahora se ha puesto de moda llamarle Hermann Huppen). Un gran cómic que he leído en la edición integral de Planeta que recopila en dos volúmenes los 10 álbumes que hicieron juntos.

Publicada en el semanario Tintín, nació como una respuesta a Blueberry, y Jerry Spring que aparecían en sus revistas competidoras, Pilote y Spirou respectivamente. Sin embargo, y cómo declara el mismo Greg intenta alejarse de sus modelos introduciendo un tono más adulto y melancólico, frente al de la aventura en estado puro que se desarrolla por ejemplo en Blueberry.

La serie rinde homenaje a varios de los grandes directores de películas del oeste: por un lado, la influencia del western crepuscular de Peckinpah es notoria, eliminando la imagen más idealizada, y sustituyéndola por la suciedad, el desaliño, la difusa frontera entre el héroe y el asesino, la violencia cómo regla de supervivencia en la mayoría de los casos. Por otro lado, sin embargo estas historias nos traen ecos del cine más clásico desde John Ford a Howard Hawks, no en vano la primera viñeta de la serie es un homenaje a “La Diligencia”, y la caracterización de los personajes secundarios especialmente el viejo “Ten Gallons” nos remite a esos secundarios excepcionales de Hawks (pienso en El Dorado, por ejemplo).
Por otro lado, las 7 primeras páginas del álbum “El dedo del diablo” constituyen una espléndida recreación de la obra maestra por excelencia de Ford “El Hombre que mató a Liberty Valance” con una página final que me parece un homenaje siquiera indirecto al “Jeremiah Jonson” del dúo Pollack-Redford.



Y precisamente para mí la cota más alta de la serie es el díptico “El dedo del diablo-Los Sheriffs”, idea que reconozco tiene mucho que ver con el hecho de que fue precisamente “Los Sheriffs” el primer álbum que leí de Hermann, cuando se publicó en la transposición que hizo Bruguera de la revista “Tintin” a principios de los ochenta.
Si el guión es muy bueno, el nivel gráfico no le anda a la zaga. Hermann va añadiendo recursos álbum a álbum, manteniendo su capacidad narrativa y su fuerza expresiva, y al llegar a estos dos álbumes ha adquirido un dominio de la gestualidad y de la anatomía de los personajes espectacular, que le permite completar y mejorar el guión de Greg. Consciente de ello, se lanzaría a realizar sus propios cómics con un éxito tremendo.
Para ejemplo, esta plancha de Los Sheriffs, mi favorita de toda la serie, en la que Hermann hace una planificación ejemplar cambiando los puntos de vista, con picados-contrapicados, con una viñeta de detalle que nos aporta el punto de vista de un narrador objetivo.



La postura de Poncho con esas pierna abiertas y el revolver bajo nos dice que el personaje es un pistolero profesional, de los que no tienen dudas en disparar, en definitiva un hombre sin escrúpulos que puede sonreír un momento y matarte por la espalda al siguiente. Todo ello nos remite directamente a la caracterización del bandido Valance que hizo Lee Marvin , en el que en un momento de la película adopta una postura muy parecida y que fue copiada hasta la saciedad posteriormente en el spaghetti western.

Un grandísimo tebeo para disfrutar enormemente.